La incertidumbre ética

Cuando se habla de ética se suele utilizar la palabra “incertidumbre” ya que, en toda situación en la que hay en juego valores y principios, suele haber un componente de duda. El sentido de este término puede percibirse a priori como algo negativo, puesto que señala la no certeza de una respuesta. Pero por el contrario, dudar no sólo puede ser deseable, sino que muchas veces es positivo. Esto es así especialmente cuando se inicia un proceso de razonamiento que permite identificar argumentos éticos que quizás inicialmente no se habían considerado, y supone una oportunidad para plantearse nuevas preguntas que contribuyan a comprender la situación. Es lo que se llama proceso de razonamiento ético.

El razonamiento ético

El razonamiento ético es una reflexión práctica que se realiza a partir de unas circunstancias concretas y de un contexto determinado. Este proceso de reflexión debe facilitar a la persona a encontrar las razones para tomar la decisión que considere más oportuna para servir a los intereses públicos.

Procés de raonament ètic

Cuando nos enfrentamos a una situación de duda ética, la respuesta inicial y la más espontánea suele ser una mezcla de principios éticos, normas, interpretaciones, patrones de comportamiento adquiridos u observados, etc. y puede estar basada en la propia experiencia previa o en aquello que es habitual hacer en el contexto más inmediato. Por tanto, hay muchos factores que pueden condicionar la respuesta y nunca se parte de cero.

En estos casos, utilizar un método para la reflexión ayuda a contrarrestar la decisión "automática" porque facilita: un razonamiento más consciente, organizar las ideas y considerar los elementos más relevantes desde un punto de vista ético. En el ámbito público, este ejercicio debe realizarse de acuerdo con los principios y valores de la ética pública.

Para profundizar sobre cómo se puede integrar en la toma de decisiones públicas, te invitamos a que accedas a la cápsula sobre la materia que encontrarás en la sección ‘Sensibilización y formación’.

 

La utilidad de compartir los dilemas

En ética no existen respuestas estándar o universales, ya que la reflexión sobre las circunstancias concretas en cada caso es lo que hace posible determinar cómo actuar.

Compartir las preocupaciones éticas y dialogar con otras personas permite incorporar nuevas perspectivas que pueden contribuir al proceso interno de deliberación. Este intercambio favorece que la persona se formule nuevas preguntas que ayudarán a identificar más razones y argumentos éticos a tener en cuenta en su decisión.