Fase de seguimiento

La última fase de un proceso de gestión de riesgos, una vez identificados, analizados y evaluados, así como establecidas las medidas preventivas y contingentes, es preparar y hacer el seguimiento de su implantación.

En esta fase, por tanto, deberán determinarse aspectos como el tipo de seguimiento que se llevará a cabo, valorar si éste se insertará en algún proceso ya existente dentro de la institución o si, por el contrario, hay que definirlo de nuevo, decidir la frecuencia con la que se llevarán a cabo las acciones de seguimiento acordadas o escoger el método para recoger y compartir la información con el resto de la organización, entre otros.

El objetivo de realizar un seguimiento periódico de la implantación del Plan de integridad será valorar la efectividad de todas las medidas preventivas (las que ya existían en vuestra institución y las que habéis añadido en las fases anteriores del proceso de gestión de riesgos), así como identificar nuevos riesgos que haya que analizar, evaluar y tratar. Igualmente, el seguimiento también deberá prever la revisión y actualización, si conviene, de las medidas contingentes, así como de las alertas previamente definidas.

El resultado de esta última fase es un plan de seguimiento para valorar la efectividad de las medidas diseñadas y puestas en marcha.

Propuesta de Antifraude

La Oficina Antifraude no propone ningún modelo concreto de plan de seguimiento puesto que cada institución deberá definir la manera más eficaz y realista de hacerlo e insertarlo en sus procesos habituales:

  • cuadros de mando,
  • cuadros de seguimiento específicos,
  • reuniones periódicas de seguimiento,
  • informes periódicos
  • etc.
Paso a paso

Una vez defináis y pongáis en marcha las medidas del Plan de integridad, deberán reevaluarse, en el plazo de tiempo que se acuerde, los riesgos para la institución así como analizarlos siguiendo el mismo proceso de trabajo mostrado en esta guía.

La presentación de las fases representando un ciclo es justamente para enfatizar  que el seguimiento del plan de integridad acaba con la implementación de todas las medidas y da pie al inicio de un nuevo ciclo de identificación, análisis y evaluación de riesgos, así como de implantación y seguimiento de un nuevo plan de integridad. En ese nuevo ciclo tenemos la oportunidad de abordar riesgos que no se pudieron trabajar anteriormente, por ejemplo por falta de recursos, o bien nuevos riesgos que debidos a cambios en la realidad organizativa o externa generen nuevos incentivos y oportunidades. La gestión de los riesgos en la contratación pública es un proceso cíclico y constante que debería insertarse en la dinámica de funcionamiento de vuestra institución.

Recordad que el resultado de esta última fase es un plan de seguimiento para valorar la efectividad de las medidas diseñadas y puestas en marcha.


El objetivo último de la implementación de un proceso de gestión de los riesgos en la contratación pública es luchar contra la existencia de prácticas irregulares, fraudulentas o corruptas. En este sentido, cualquier esfuerzo por revisar y tratar los riesgos internos contribuirá al fortalecimiento de la integridad institucional en el ámbito específico de la contratación pública de manera directa, pero también en otros ámbitos que estén directa o indirectamente relacionados.